Todos sabemos que Proyecto Hombre es
una institución sin ánimo de lucro nacida en el seno de la Iglesia
Católica para tratar de rehabilitar a los drogadictos que, queriendo
salir de su situación, no tienen medios para afrontar el
tratamiento. En las dependencias de esta institución no se cobra
nada y sus métodos tienen una calidad contrastada.
En un principio, la entidad era
gestionada y atendida por sacerdotes y religiosas y voluntarios,
aparte de personas contratadas laboralmente. Por lo tanto, los
recursos eran tratados de forma muy eficiente y con muy poca
inversión se obtenían buenos resultados. De forma jerárquica
depende de Caritas Diocesana.
Pero la tentación llega para todos. Y
también llegó para Caritas en Valencia.
Esa tentación tenía forma de
subvención pública. La Generalidad pagaría los gastos de la
institución siempre que cumpliera determinados requisitos, entre
ellos, el de la profesionalización de los servicios. Los sacerdotes
y religiosas fueron saliendo de su organización, y fueron
sustituidos por personal laboral, es decir, que cobraba un salario y
estaba dado de alta en la Seguridad Social. No así antes pues, salvo
casos puntuales, se trataba de voluntarios.
Y así ha ido funcionando muchos años
y muy bien. Pero llegaron los recortes y, como todos hemos sufrido en
nuestra piel, los recortes se han hecho por abajo. No se ha
prescindido de ningún asesor inútil de los muchos que disfrutan
nuestros políticos (en realidad, no se trata de asesores aunque se
les llame así, se trata de una prebenda que tienen ciertos políticos
para poder contratar a dos o más personas de su entorno, hijos,
cuñados, amigos, etc. y que sea legal), no se han recortado salarios
o prebendas de políticos, pero sí se ha recortado la subvención a
Proyecto Hombre, cuyos usuarios, enfermos de una adicción, no podrán
rehabilitarse. ¿Qué más da? Si normalmente los drogatas no votan.
Los trabajadores de Proyecto Hombre en
Valencia se encerraron porque llevan muchos meses sin cobrar. La
Generalidad les debía 1.200.000 € de atrasos. Ahora parece que ya
les ha pagado 300.000 € pero esos trabajadores necesitan comer y
atender a sus familias a diario, y los usuarios necesitan el
tratamiento más que el pan que se comen, y no pueden esperar a que
la Generalidad quiera pagarles. Es ahora cuando lo necesitan. Los
trabajadores quisieron manifestarse también por las calles de
Valencia.
Y es ahora cuando entra Caritas en
acción pues de ella depende orgánicamente. Caritas que, en un
principio les dio su apoyo y les instó a reclamar el dinero, después
les pidió que abandonaran el encierro y les dijo que al que fuera a
la manifestación se le descontaría de los haberes (haberes que no
les están pagando), pero, hasta lo que yo sé, tampoco ha pedido al
Arzobispado que se les eche una mano a esos trabajadores y a sus
usuarios, adelantando las cantidades que la Generalidad no abona. Un
arzobispado que lógicamente ha de saber las penurias que están
pasando y no se da por aludida.
La madre Teresa de Calcuta recibió una
subvención del gobierno de la India para el sostenimiento de sus
centros de acogida de niños abandonados. La rechazó y cuando los
periodistas, sorprendidos, le preguntaron la causa les dijo: Me
exigen que gaste X rupias en cada niño y no menos y yo con ese
dinero puedo mantener a cinco; no me interesa.
Yo les recomendaría que oyeran la
homilia que dio a pie de calle, en Buenos Aires, el que hoy es el
Papa Francisco. Hay muchas formas de esclavitud y la de las
subvenciones es una de ellas si luego vas a dejar abandonados a los
tuyos cuando éstas no se perciben a tiempo.
Por si quieren ver esta charla, aquí
les dejo el enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario