- ¿Y dice Vd. que hace tres años de la matanza?
- Sí, señor, de la matanza hace exactamente tres años porque fue al comienzo del verano. Fue muy fuerte porque participó todo el Ayuntamiento.
- ¿Y mataron a muchos?
- Pues no recuerdo bien, pero tres seguro. Los metieron aquí en la Iglesia y los mataron. Estaba también el Alcalde.
- Pues, fíjese, que leo todos los días el periódico y yo no recuerdo ninguna noticia. Me habría llamado la atención.
- Pues no saldría en el periódico pero la matanza fue aquí.
- ¿Y de qué partido es el Alcalde?
No puedo dar crédito a lo que me están diciendo. Con nosotros –vamos dos matrimonios amigos- visitan también la Iglesia de ... en Alcántara, un grupo de cinco suizos, cuatro de ellos que no hablan castellano y otro que les traduce las palabras de la guía. No entiendo lo que les dice pero, por las expresiones de sus caras, veo que su perplejidad es igual a la nuestra. A mí me vienen a la cabeza los sucesos de Puerto Hurraco.
- ¿Y cuál fue la causa de la matanza?
- Pues, las fiestas ¿cuál va a ser?
Cada vez lo entiendo menos. Ni su actitud, ni la indiferencia emotiva de su rostro, ni la falta de repercusión nacional que tuvo el hecho cuadra con un asesinato múltiple.
- ¿Las fiestas? ¿Qué fiestas? ¿Qué pasó? ¿Discutieron y pasaron a las manos por algún malentendido?
- No señor, fue todo premeditado y demasiado sabían lo que iban a hacer, que lo anunciaron a bombo y platillo.
- Mire señorita, yo no puedo entender que se anunciara la muerte de unas personas y que la Guardia Civil no viniera corriendo a evitar la masacre. ¿Cómo fue eso?
- ¿Y quién habla de personas? Mataron al menos tres cerdos para las fiestas, los trocearon, los asaron a la brasa y se los comieron. Aquí, en la nave de la Iglesia. ¿Le parece a Vd. poco?
Los suizos han salido ya a la calle y no se han enterado del desenlace de la matanza. Supongo que habrán pensado en alguna vendetta política propia de la España profunda.
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