miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga a la española

En el artículo 28.2 de nuestra Constitución se reconoce el derecho de huelga a los trabajadores para la defensa de sus intereses y después remite a la ley para que ésta fije las condiciones del ejercicio de ese derecho. No voy a entrar en si el Real Decreto-Ley 17/77 regula el derecho a la huelga de forma adecuada. Es la ley que tenemos y, mientras no se cambie, hay que respetarla. Uno puede no estar de acuerdo con ella pero tiene el deber de respetarla.
Mi reconocimiento a todos los trabajadores que, en el día de hoy, han decidido hacer huelga para la defensa de sus intereses, es decir, para que el Gobierno retroceda en la nueva regulación laboral que ha realizado.
Ahora bien, no estoy nada de acuerdo en algunas cosas:
·         La fecha de la ejecución de la huelga: ¿Por qué no se convocó la huelga cuando nuestros parlamentarias estaban discutiendo el texto de la nueva regulación laboral? ¿Será porque la huelga general estaba pactada de antemano con el Gobierno para que éste pudiera sacar adelante la restricción de derechos que pretendía y los Sindicatos quedaran bien ante la opinión pública? Porque no es lógico que la huelga se haga cuando ya está muerto el cerdo. Ahora ya no va a revivir. El Gobierno no puede dar marcha atrás en una decisión que ha tomado –que a mí personalmente no me gusta nada porque no va a ser efectiva- so riesgo de que les tomen a todos por un grupo de paranoicos desnortados. Como no lo son, no pueden desdecirse de lo que propusieron al Parlamento y éste aprobó. Si una huelga debe anunciarse con cinco o diez días de antelación –según se trate de una empresa privada o un servicio público- ¿por qué la tardanza que comento? Según mi opinión es una huelga a destiempo, solo para lavar la cara de los Sindicatos que no supieron o no quisieron oponerse, de forma contundente, a la reforma laboral. Lo que, por otra parte, es lo más lógico del mundo, dado que es el Estado quien paga mayoritariamente sus salarios.
·         La forma de realizarse: El art. 6.4 del Real Decreto-Ley citado establece que “Se respetará la libertad de trabajo de aquellos trabajadores que no quisieran sumarse a la huelga” y el art. 6.6 de la misma norma que “Los trabajadores en huelga podrán efectuar publicidad de la misma, en forma pacífica, y llevar a efecto recogida de fondos sin coacción alguna”. Sin embargo, estoy oyendo las noticias y la huelga, pese a los mensajes de tranquilidad que nos lanzan miembros del gobierno interesados en minimizar los altercados, ha producido ya detenidos, cargas policiales, cortes de carretera, barricadas, rotura de lunas de autobuses, y diversas amenazas y acciones violentas contra aquellas empresas y trabajadores que han decidido no seguirla. No hay cosa que demuestra más que una convocatoria de huelga no ha tenido éxito que la necesidad de imponer su ejercicio a la fuerza. En la huelga de usuarios de tranvías de Barcelona, en plena dictadura, nadie fue obligado a realizarla, y fue masiva. Tanto lo fue que el Ayuntamiento se vio obligado a bajar el precio del billete.
Esta mañana me ha dado una vuelta por el barrio en el que resido. Un barrio con mucho comercio pero no céntrico, y he podido comprobar que todas las tiendas permanecían abiertas y, aunque había menos público que de costumbre, los usuarios se llegaban a las mismas con toda normalidad. He preguntado sobre piquetes y todos contestaban que habían pasado la voz de alarma de que iban a venir pero que habían pensado que ya cerrarían cuando les obligaran.
En contraste con esto, he preguntado a varios trabajadores si hacían la huelga o estaban trabajando y todos me han dicho que de huelga nada, que iban a trabajar y solo uno me ha comentado que, al preguntar en su empresa, si podía hacer huelga, le contestaron que era su derecho pero que pensara que perdería el salario del día y podrían “echarlo a la calle” –cosa totalmente ilegal- , con lo cual ha decidido ir a trabajar. Es decir, no conozco un solo huelguista.
Entre los funcionarios y demás trabajadores públicos, aunque las medidas del Gobierno no deben haber sido muy populares, no creo que haya cundido el paro huelguista, mayormente porque si ya les han rebajado el sueldo en una media del 5%, no creo que estén dispuestos a perder el salario de un día entero de trabajo, máxime cuando en ese descuento incluyen la parte proporcional de pagas extraordinarias y vacaciones. Lo que sí habrá habido es gente que ha hecho la huelga mentirosa, es decir, no ir a trabajar con lo cual sus compañeros han pensado que estaban de huelga pero han acudido al médico de cabecera a por un justificante que indique que no se hallan bien de salud para ir a trabajar. Así cobran el sueldo y quedan bien. Pero no son huelguistas ni pueden contarse en las estadísticas.
Si oímos al Gobierno, la huelga casi no tiene seguidores; el Ministro Corbacho  ha dicho que alcanza al 7,48%, lo que es un fracaso en toda regla. Si oímos a la UGT o a CCOO, la huelga ha sido todo un éxito y cifran la participación en un 75%. ¿Cómo se explica uno esta disparidad de datos? Es inexplicable, y contribuye más aun a que el ciudadano de a pie no se fíe ni de unos ni de otros, porque una de las partes miente y, lo más seguro es que mientan las dos. No podremos tener datos fiables de quién ha secundado la huelga de verdad hasta que la Tesorería General de la Seguridad Social pueda haber recibido todas las comunicaciones de las empresas en las que se informe de qué trabajadores han secundado la huelga y cuáles no. Y para ello hay un plazo de seis días. No estaría mal que la Tesorería, una vez conozca todos los datos, dé información al respecto, porque esa sería la única fuente fiable sobre el seguimiento real de la huelga.
Y para acabar me hago una pregunta que seguramente nunca nadie me contestará. Supongo que hoy los sindicatos que hayan alentado a hacer la huelga – como empresarios que son de sus propios trabajadores, éstos pueden elegir entre hacerla o no hacerla- permanecerán cerrados y, al menos una parte de su personal, estará efectivamente de huelga, salvo que los hayan coaccionado para que todo el mundo la haga, o bien también podría arreglarse de otra forma: “hoy cerramos para dar ejemplo pero no os preocupéis que no descontaremos el salario a nadie. Pero hay que hacer el paripé para que nadie nos mire mal”. De verdad que agradecería que los sindicatos que han propugnado la comisión de la huelga enseñaran públicamente, a los periódicos, a la televisión, a las radios, la comunicación de los huelguistas a la Tesorería y después el TC-2 donde conste un día menos de trabajo de los mismos trabajadores que figuraban en aquella relación, aunque tachen los números de DNI y NAF y los nombres, por aquello del respeto a la intimidad.
Y es que, fíjense, no me fío un pelo de nadie…

3 comentarios:

  1. Hace Vd. muy bien en no fiarse de nadie, sr. Arnau. A mí me pasa lo mismo, por ej. yo no me fío de los empresarios: muchos critican, y se escandalizan, de la coacción que ejerzen los piquetes sindicales. ¿ Y los patronos, no hacen violencia para que sí se vaya al trabajo ? Imaginemos lo que se habrá oído en muchas empresas días antes de la huelga:
    - pueden vds. hacer lo que quieran, yo haré lo mismo a la hora de renovar contratos,
    - si no vienes el día 29, tampoco vengas el 30,
    - acordaos que el mes que viene debo decidir a quien le doy horas extras, etc.
    No es preciso detallar más, todos sabemos infinidad de maneras que tienen los patronos de coaccionar a sus empleados, no en vano saben que tienen la sartén por el mango. A mí esto sí me parece auténticamente violencia.
    Tampoco me fío, pero nada, de la derecha y de sus intenciones. Se supone que la huelga es en contra de la reforma laboral, ¿ verdad ?
    Entonces, los que están en contra de la huelga, es porque están a favor de dicha reforma, cabe inferir. Pues no. ¿ Han oido vds. a alguien posicionarse a favor de la reforma , gobierno aparte ? Yo aún no. Los políticos de derechas, y los medios afines, todo lo que hacen es criticar a los sindicatos calificándoles de apesebrados, burocratizados, etc. M. Rajoy, por ej., dijo desear que la huelga no tenga éxito, pero no por estar a favor de la reforma, que también ha criticado, sin que sepamos cómo hubiera debido ser , según él.
    En suma, parece que lo que se critica es el simple derecho y ejercicio de la huelga, el que los trabajadores planten cara a un gobierno.
    La impresión se completa con la campaña antisindical a la que asistimos, para mí clarísima, desde la derecha. No hay más que ver las críticas recibidas por F. Toxo por haberse ido de crucero este verano ( un crucero al alcance de muchos trabajadores, sin ir más lejos, mi superior jerárquico en el trabajo estuvo en uno en agosto ). En el fondo, lo que subyace en todo esto no es más que clasismo y fascismo: los cruceros, los restaurantes, los placeres de esta vida son para los señoritos de toda la vida, ¿ qué se han creído estos obreretes ?
    Jose Luis

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  2. Querido José Luis: Ya sabemos de qué pie cojea cada uno : Vd. y yo, pero no tengo más remedio que darle la razón en varias cosas:

    - la coacción que han ejercido algunos empresarios sobre sus trabajadores para que no hagan la huelga. No lo puedo asegurar porque no lo he visto pero creo que así habrá sido. Aunque piense para aquél que tenga el almacén lleno, la huelga ha sido una bendición de Dios pues se ahorra salarios y cuotas a la Seguridad Social.
    - la postura de nuestra derecha política: no veo que se aclare. Sin embargo, estará Vd. conmigo en que la postura de no estar con la huelga no ha de tener como consecuencia, necesariamente, el estar a favor de la reforma laboral. No son cosas contradictorias sino contrarias: es decir, cabe toda una gama de posturas intermedias. El espectro es amplio.
    A mí, personalmente, me da igual que la gente haga o no haga huelga hoy. No me ha perjudicado en absoluto. Otra cosa sería que esa huelga se pudiera alargar en el tiempo, el lapso necesario para que todos notáramos la falta del trabajo de los demás; porque en la sociedad no hay un trabajo más indigno que otro sino que hasta el más bajo en nuestra valoración social es tan necesario como el más valorado. O le diría que más. Es más necesario para la comunidad el trabajo de los basureros que el de los diputados parlamentarios en plazos cortos de tiempo: si los primeros no trabajan durante dos semanas nos llenamos de porquería, si no lo hacen los segundos no nos enteramos.
    Las críticas a Toxo por su crucero me parecen dignas de anécdota. ¡Vaya tontería en la que fijarse!

    En fin...

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  3. Sr. Arnau, pues yo también le doy la razón en algunas cuestiones:
    - en el punto 1 de la entrada, la fecha de convocatoria de la huelga no ha sido la apropiada; de hecho, estoy convencido que justamente éso, la fecha, ha sido la razón de su ( relativamente ) magro seguimiento, en especial en algunos sectores, como la Administración, que es lo que conozco; ya que, esto me parece innegable, hay razones sobradas para hacer huelga;
    - el punto 2 del comentario, en efecto, hay toda una gama de posturas, o razones, para estar a favor o en contra de la huelga. Pero a mí me parece claro que las de la derecha son, claramente, innobles e inmorales.
    Por una parte están a favor de todo lo que pueda desgastar al gobierno ( esto se puede comprender, hasta cierto punto ), y por otra, quieren que fracase para desprestigiar a los sindicatos ( esto sí me parece más grave ).
    Lo que quiere la derecha, en mi opinión, está muy claro: desmontar el estado del bienestar, esto es, quitar derechos a los trabajadores, suprimir derechos y prestaciones sociales, adelgazar sectores públicos, pasándolos al privado.
    Con la excusa de la crisis, quieren aprovechar para recortar derechos que ha costado mucho conseguir. Y lo malo es que el gobierno, supuestamente de izquierdas, está haciéndoles el trabajo sucio. Cuando vuelvan al poder, ya lo tendrán casi todo hecho.
    Jose Luis.

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